Según las informaciones preliminares, el disparo ocurrió cuando Máximo salía de la casa de su madre, acompañado de un primo. Aunque los atacantes no lograron llevarse ninguna de sus pertenencias, la razón de este acto violento sigue sin esclarecerse. La Policía Nacional ha iniciado las investigaciones pertinentes para dar con los responsables, y el coronel Justo Rosario Tirado acudió al hospital para brindar apoyo a los familiares, quienes están sumidos en una profunda tristeza.
Este no es un caso aislado. Nuestra provincia ha experimentado un preocupante aumento en los actos delictivos, y el sentimiento de inseguridad ha crecido entre los ciudadanos. Los días en que Hato Mayor era un ejemplo de tranquilidad parecen estar en riesgo. Como sociedad, debemos reflexionar sobre el rumbo que estamos tomando y exigir acciones concretas que devuelvan la paz a nuestras calles. No podemos permitir que la inseguridad siga arrebatándonos seres queridos y desmoronando la convivencia pacífica que tanto apreciamos.
Es imperativo que las autoridades y la comunidad trabajen de la mano para recuperar la esencia de Hato Mayor: un pueblo seguro y próspero donde nuestras familias y nuestros niños puedan crecer sin miedo.
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